Declaración de principios

Quiénes construimos el proyecto de la Organización de Liberación Nacional y Social FOGONERS somos compañeros y compañeras que desde hace tiempo venimos abonando con mucho esfuerzo a las diferentes luchas que se libran en nuestra patria. Hemos transitando por diferentes procesos y somos parte de las experiencias de lucha de las últimas décadas, forjándonos siempre al calor de la resistencia de nuestro pueblo.

Desde FOGONERS llamamos a todas las personas honestas del pueblo para que organizarnos contra las injusticias, el saqueo, el hambre y la muerte que genera el capitalismo. A quienes compartan que:

• No hay salida dentro de la “democracia” burguesa, a través de sus instituciones y los partidos del sistema.

• Las mayorías explotadas debemos organizarnos y actuar en función de nuestros intereses sobre las minorías explotadoras que hoy nos gobiernan, única forma de construir la verdadera democracia obteniendo así la justicia, educación, salud, trabajo y la dignidad que tanto anhelamos.

  • Debemos construir una sociedad nueva sobre las ruinas de la vieja, una sociedad donde no existan las clases sociales, donde no exista la explotación y la opresión entre personas.

  • Debemos construir una sociedad nueva, con valores donde primen la solidaridad, la libertad y la igualdad.

  • La única salida hacia la liberación definitiva es la construcción de poder revolucionario por parte de quienes hacemos funcionar el mundo: las y los trabajadores y el pueblo que sufre.

Declaramos que:

  • Rescatamos la resistencia llevada adelante por los pueblos originarios en estos territorios contra la opresión colonialista desde el comienzo de la conquista europea en el siglo XVI, así como la lucha dada por las clases populares (indígenas, criollas, mestizas, negras) que se enfrentaron al imperialismo español, portugués e inglés entre otros para conquistar sus derechos, durante el siglo XIX, lucha que continuó más tarde contra las clases dominantes que construyeron los estados nacionales sobre su sangre y despojo. Reivindicamos la resistencia de los pueblos originarios que se enfrentaron a los estados nacionales de las clases dominantes para defender su territorio, su cultura y su autonomía política, reclamo histórico que continúa vigente hasta nuestros días.

  • Nuestra organización asume el legado de las luchas de la clase obrera en nuestro territorio, una rica experiencia acumulada que se expresó en procesos de organización y confrontación como la Semana Roja (1909) y la Semana Trágica (1919), la Patagonia Rebelde (1920/1922), la lucha contra La Forestal (1919/1921), la Resistencia Peronista (comenzada en 1955), el Cordobazo (1969), los Rosariazos (1969), el Viborazo (1971), los Tucumanazos (1969, 1972), el Devotazo (1973), la resistencia de Villa Constitución (1975) y la creación de las Coordinadoras de Gremios en lucha, entre otros hitos históricos. Reivindicamos en ese sentido los programas que el movimiento obrero ha construido en su trayectoria de organización: el de la Falda (1957), el de Huerta Grande (1962) y el la CGT de los Argentinos (1968) por su avance en la conciencia antimperialista y anticapitalista.

  • Recuperamos el aporte de las organizaciones revolucionarias de distintas tendencias que entre 1960 y 1976 hicieron temblar a la burguesía como nunca antes, de la resistencia obrera a la última dictadura militar y de todas las experiencias que en el actual proceso de gobiernos constitucionales han seguido levantando la necesidad de una perspectiva revolucionaria. Reivindicamos especialmente la experiencia del PRT – ERP (1965/1976) y de la Junta de Coordinación Revolucionaria por sus aportes teóricos, metodológicos y prácticos de las tendencias marxistas revolucionarias en nuestra región y en Latinoamérica. Levantamos con orgullo las banderas de los y las desaparecidas durante la última dictadura militar y durante los sucesos de La Tablada (1989).

  • Reivindicamos las luchas piqueteras iniciadas en Cutral-Có y Plaza Huincul (1996) en la Patagonia y Tartagal y Gral. Mosconi en Salta (1997), siendo también protagonistas de la fundación del combativo movimiento piquetero en su expansión en todo el país desde aquellos años. Reivindicamos las puebladas de los años `90 como el Santiagueñazo (1993) y la Rebelión Popular del 2001, que dejó herida a la institucionalidad burguesa hasta nuestros días. Somos herederos y herederas de la batalla del Puente Pueyrredón (2002) y reivindicamos todas las expresiones de antimperialismo que el pueblo se da en las calles, como las de 2004 (contra la visita del enviado del FMI Rodrigo Rato) y 2005 (contra la visita del presidente genocida de EEUU George W. Bush en la IV Cumbre de las Américas). Reivindicamos las luchas del movimiento obrero, del movimiento estudiantil y de las asambleas populares que durante los últimos 20 años se han puesto a la cabeza de la lucha por los derechos del pueblo, gobierne quien gobierne. Expresamos que el camino sigue siendo el de la impostergable rebelión, como demostramos en 2017 cuando nos expresarnos contra la reforma previsional y contra el presupuesto de ajuste, levantando baldosas contra el podrido Congreso Nacional burgués.

  • Quienes construimos FOGONERS asumimos la responsabilidad de ser parte de la revolución socialista para terminar definitivamente con la explotación capitalista, el saqueo de nuestros bienes comunes y la impunidad de quienes gobiernan, que padecemos como pueblo explotado.

  • La unidad revolucionaria es para nuestra organización una cuestión de principios. Por eso hemos transitado por distintos procesos unitarios junto a otras fuerzas hermanas, con diferentes resultados pero siempre rescatándolos como procesos positivos. En este sentido, nuestra organización aspira a ser parte del partido de la clase trabajadora que pueda conducir la transformación política y social que necesitamos. Un partido que sólo lograremos construir junto a otros destacamentos revolucionarios.

  • Como señaló hace más de 100 años Lenin, vivimos en la etapa de mayor concentración del capital, la fase monopolista del capitalismo, el imperialismo. Las tendencias señaladas en aquel momento se continúan desplegando. Argentina es un país capitalista inter-dependiente, de las potencias imperialistas y no existe una salida para nuestro pueblo dentro de ningún proyecto burgués. Decimos entonces que sólo como clase trabajadora podemos librarnos de este sistema de opresión y muerte. La revolución que queremos alcanzar nos permitirá tener en nuestras manos los medios de producción, los recursos tecnológicos, científicos, naturales y culturales, recuperándolos en pos de la felicidad de nuestro pueblo y el cuidado ambiental.

  • La historia demuestra que jamás los argumentos y menos aún las súplicas han logrado convencer a las clases dominantes sobre la necesidad de hacer justicia. El parlamentarismo burgués no es una salida para la clase trabajadora y el pueblo, por el contrario, la desorganiza y la desvía del objetivo de la toma del poder.

  • El capitalismo, para perdurar, requiere del hambre, la ignorancia y la miseria del pueblo. Cuando no logra la dominación por medio de las ideas se nutre y fortalece mediante la violencia represiva.

  • Sabemos que unicamente con teoría y práctica revolucionaria, habrá revolución. Tomamos al marxismo leninismo como una guía para la acción y no como un dogma. Seguiremos formándonos como militantes, defendiendo los intereses de nuestra clase, conspirando permanentemente contra nuestros enemigos, teniendo la firme convicción de combatir en todos los frentes, utilizando todos los métodos de lucha de la clase y con la disposición de llevar cabalmente nuestro pensamiento a la práctica ganándonos el corazón de nuestro pueblo.

  • Reafirmamos que los trabajadores y las trabajadoras somos el sujeto social revolucionario y rechazamos aquellas teorías que reniegan del marxismo, favoreciendo así la prolongación del estado burgués.

  • Reivindicamos las experiencias revolucionarias de todos los pueblos contra el imperialismo, sabemos que como dijo el Che Guevara no podemos confiarles “ni tantito así”. Entendemos que la revolución tendrá un carácter nacional y social y que efectivamente “los combates no serán meras luchas callejeras de piedras contra gases lacrimógenos, ni de huelgas generales pacíficas; ni será la lucha de un pueblo enfurecido que destruya en dos o tres días el andamiaje represivo de las oligarquías gobernantes; será una lucha larga, cruenta” para la cual debemos organizarnos.

  • Reivindicamos la revolución soviética de 1917 por construir el primer estado socialista del mundo que venció a la burguesía, a la revolución cubana de 1959 y a todas las demás experiencias revolucionarias, tomando de ellas sus enseñanzas.

  • Como clase trabajadora tenemos que aspirar a ganar la dirección política de nuestra revolución y dotarnos de herramientas adecuadas, para ello debemos bregar por la construcción de un Frente antimperialista y revolucionario por el Socialismo. Como expresamos la historia de nuestro país está signada por importantes manifestaciones de repudio contra el imperialismo, es importante hacer confluir ese sentimiento en un frente de todas las capas oprimidas, donde se unan en esta herramienta contra el enemigo común.

  • Nuestro programa de lucha se construye al calor de las recuperaciones territoriales, de las asambleas de trabajadores y trabajadoras y las experiencias construidas por el pueblo pobre, de la organización estudiantil y la lucha antiestractivista, del movimiento de mujeres y disidencias que lucha contra la doble opresión, de las justas expresiones de violencia del pueblo contra el sistema, en definitiva: de la pelea cotidiana de quienes no transamos con el poder burgués.

  • No queremos quedarnos esperando a que se den las condiciones, ni disertantes sobre la revolución, a las condiciones se las crea y el partido revolucionario juega un papel central. En cualquier parte donde esta ocurra, nuestro deber es vencer o morir por la revolución socialista.

Nuestra libertad y su sostén cotidiano tienen color de sangre y están henchidos de sacrificio, nuestro sacrificio es consciente, cuota para pagar la libertad que construimos. El camino es largo y desconocido en parte, conocemos nuestras limitaciones. Haremos el hombre del siglo XXI nosotros mismos. Nos forjaremos en la acción cotidiana creando un hombre nuevo con una nueva ética, la personalidad juega el importante papel de movilización y dirección en cuanto encarna la más alta de las virtudes y aspiraciones del pueblo y no se separa de la ruta. Quien abre el camino es el grupo de vanguardia, los mejores entre los buenos, el partido”. Ernesto Che Guevara

Tenemos que hacer la revolución.